martes, 27 de septiembre de 2011

¡Vaya cabreo!

Sí, sí,sí,.....¡Lo tengo que contar!
¡Claro que lo tengo que contar!


Hacía tiempo que no veía a la jefa tan enfadada. Ella es muy buena y cariñosa ....... ¡qué voy a decir yo que a su lado vivo como un "marajá" ....... pero como a alguien se le ocurra buscarle las cosquillas ...¡vaya si se las encuentra!


Bueno, el caso es que el domingo nos fuimos a comer a un restaurante  al que vamos muchas veces. Está en una zona rural con unas vistas al mar maravillosas. Comemos en la terraza porque yo siempre les acompaño y dentro no admiten perros ... aunque alguna vez, que hacía frío o estaba a punto de llover, el dueño les dijo que podían entrar conmigo    ¡ de ésos hay pocos!





Mientras ellos comen, yo espero pacientemente  a que terminen ,y si de paso me cae algún manjar de esos que  comen ... ¡mejor que mejor!...  Este domingo yo tenía mucha hambre y me llegaban unos aromas .... .....hummmm  .... que de vez en cuando se me escapaba un "guau" ( sólo uno ¡eh!, que podría haberle hecho la competencia a Pavarotti ). Ahora me doy cuenta de que yo fui el único responsable del cabreo de la jefa, y no sólo eso, es que me parece que me la he jugado, y a partir de ahora creo que me van a dejar en casa.
Os sigo contando ....
La mesa estaba justo al lado de la puerta del comedor interior,  y cuando ya estaban terminando, un señor se acercó arrastrando a una niña de apenas dos años que lloraba y pataleaba inmersa en una terrible rabieta:

- Anda, llórales a estos señores - dijo el individuo que la arrastraba.
-Venga, llórales ahí - continuó diciendo - ¡a ver si se enteran! - y con la misma se marchó.

Al principio la jefa se quedó un tanto desconcertada, pero enseguida reaccionó y tuvieron que sujetarla porque iba derechita, derechita a por él.
Por respeto al dueño del  restaurante se quedó sentada, pero por su boca empezaron a salir sapos y culebras, elevando la voz para asegurarse de que la oían.

Yo no sé muy bien lo que quería decir porque estaba un poco asustado y con las orejas gachas.

Repetía una y otra vez:
-¡Gilipollas!... ¿Qué se puede esperar de un gilipollas que utiliza y arrastra de tal manera  a su hija aumentando su berrinche?... ¡Qué vergüenza!...  ¡Su cara lo dice todo!... ¡El típico Don Nadie que va de chulito por la vida!... ¿Quién es él para llamarme la atención ...y de qué manera? ..............







Normalmente en cuanto la jefa termina de comer , ella y yo nos vamos a una plaza que hay cerca, mientras los demás terminan de tomar café, pero aquel día dijo que quería esperar a que saliera el "gili" a ver si se atrevía a decir algo. Salió y no dijo ni "mu".

Ella y yo salimos detrás de él porque dijo que quería verlo bien.
Ja...ja....ja... Iba andando con una pinta de pistolero que no veas!!!!!!


Ya lo decía la jefa:

¡¡¡ La cara y su forma de andar lo dicen todo !!!

¡¡¡¡¡¡¡¡ Gilipollas!!!!!!!!